*Es una planta trepadora vigorosa, perenne y leñosa con tallos que se agarran como una liana, cubriendo matorrales, setos y árboles, alcanzando hasta 12 metros de altura. Las flores que forman grandes grupos en los extremos de las ramas, carecen de pétalos. Pero poseen entre cuatro y seis sépalos gruesos de color blanco crema y numerosos estambres que le dan un aspecto de penacho que en conjunto le confiere un aire romántico y delicado.
En otoño las cabezas de semillas forman un característico ramillete plumoso y lanoso de color blanco plateado. Durante el invierno las semillas permanecen en la planta hasta que los tormentosos vientos primaverales las liberan de los desnudos tallos y las lanzan al vuelo para la conquista de nuevos territorios. Es una enredadera que no puede sostenerse por si misma, de manera que se apoya en los árboles y arbustos para seguir su camino hacia la luz. Al crecer va ocultando la corteza del árbol creando un efecto nube.
Las formas físicas claras y definidas se vuelven imprecisas y amorfas. Bajo una brisa ligera, la clemátide, que se agarra de forma tan liviana, se mueve a merced del viento y su masa lanosa y blanda se mueve de forma inestable. Miradla y os atrapará en su balanceo, hechizados por un amable sueño de luz y de aire, también vosotros dejaréis la tierra para ir, sutilmente desorientados, hacia otro lugar. El mundo físico se vuelve remoto y tan difuso como el humo y tan silencioso como una aurora mágica. Entramos en el sueño de un niño.
La Clemátide, a pesar de tener la cabeza en las nubes, se agarra fuertemente a la vida, creciendo prolíficamente y cubriendo grandes áreas de terreno buscando un soporte tan firme que impide su caída. A medida que envejece sus numerosos tallos se retuercen y le confieren una consistencia semejante a la de un cable, lo que simboliza su fuerza para encarar la vida.
La Clemátide es una de las 38 flores de Bach y está indicada para para la estimulación y materialización de los sueños. Es un remedio para las personas que sueñan despiertas para huir de la realidad o todo lo contrario, para las que son incapaces de imaginar otras realidades. Del mismo modo que la Clemátide, que se eleva del oscuro suelo del bosque y dirige sus flores hacia la luz, esta esencia floral eleva los estados de ánimo apagados y desvitalizados, a través de la creatividad y un vivo interés por estar presente en el aquí y el ahora.
Somos del mismo material del que se tejen los sueños (William Shakespeare).
*Si quieres ver la flor pincha aquí.
*Parte del texto es de Mechthild Scheffer
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*Parte del texto es de Mechthild Scheffer